VERSICULO DEL DIA

¿Qué es el pecado según la Biblia ( 1 Juan 3:4)

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09-02-2022

¿Qué es el pecado según la Biblia?

Los creyentes en el Señor queremos saber qué es el pecado y cómo ser libre de las ataduras del pecado. Estos temas están directamente relacionados con el importante hecho de si podemos ser salvados y entrar en el reino de los cielos. 

¿Qué es el pecado?

Cuando tratamos del pecado, es muy fácil que recordemos este versículo escrito en la Biblia. “Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4). Son pecados, el homicidio, el incendio provocado, el robo, el hurto, la idolatría, etc., estos son pecados que se ven en las personas, que a simple vista en su conjunto configuran su trastorno. El Señor dijo que hay pecados ocultos en nuestros pensamientos. Por ejemplo, el Señor Jesús dijo: “Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias” (Mateo 15:18-19). Por estos versículos podemos observar que ya sean pecados de nuestros hechos o pecados de pensamientos, todos ellos van en contra de las palabras, la verdad y nos hacen resistirnos y ser rebeldes para con Dios, ambas cosas son pecados contra Dios.

Ya sabemos qué es el pecado, si lo comparamos con nosotros mismos, nos damos cuenta que estamos llenos de pecado y que en cualquier momento y en cualquier lugar podemos resistirnos y ser rebeldes contra Dios. Por ejemplo, vivimos según nuestra condición satánica de arrogancia y vanidad, pensando que podemos mandar a los demás, nunca escuchando a nadie y siempre queriendo tener razón y tener la última palabra. Cuando difundimos y trabajamos para el Señor, nos manifestamos y nos enaltecemos para que otros nos admiren y nos miren; estamos compitiendo con Dios. Nuestra disposición Satánica nos hace vivir siendo egoístas y codiciosos, por lo que ponemos en primer lugar nuestros intereses personales en todas las cosas, y en nuestras relaciones con los demás, planeamos contra ellos y nos involucramos en disputas recelosas en aras de nuestro propio beneficio: hemos perdido nuestra humanidad y razón. Tenemos la condición satánica de ser retorcidos y mentirosos, así que no podemos evitar decir mentiras y siempre engañar a otros en bien de nuestros propios intereses; no solo engañamos a las personas, sino también a Dios: Decimos y hablamos todo lo que parece agradable ante Dios, deseando obtener la gracia y las bendiciones de Dios. Pero cuando nos llegan enfermedades, desastres naturales o sufrimientos y pruebas provocados por el hombre, culpamos y traicionamos a Dios. He aquí algunos ejemplos. Las personas que viven en pecado y no pueden practicar la verdad son esclavos del pecado. El resultado de pecar es ser juzgado, maldecido y destruido y no estar capacitado para entrar en el reino de los cielos. Esto viene establecido por el carácter santo y justo de Dios. Tal como Dios lo expresa: “Todo el que comete pecado es esclavo del pecado; 35 y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). “El alma que peque, esa morirá” (Ezequiel 18:20). “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios” (Hebreos 10:26-27).

 

Las personas que pecan a menudo no obtienen nunca la aprobación de Dios, ¿cómo podemos deshacernos de las cadenas del pecado, obtener la purificación y convertirnos en personas que se ganan el halago de Dios y entran en el reino de los cielos? De hecho, el Señor Jesús nos prometió que regresaría en los últimos días para hacer la obra de purificarnos y salvarnos. Por ejemplo, la Biblia profetiza: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). En estos versículos podemos ver que el Señor expresará muchas verdades que usará cuando regrese. Sus palabras son para juzgar nuestros pecados para que podamos obtener la purificación y deshacernos de las ataduras del pecado. 

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