Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.
(Mateo 6:34)
A veces ponemos nuestras preocupaciones e incertidumbres sobre el mañana antes que nuestra confianza en Dios. Debemos recordar que cada día tiene sus propios problemas. Nuestro Dios es el Dios del tiempo y todo está bajo su control. Si él cuida de los lirios del campo, ¿cómo no cuidará de nosotros? (Mateo 6:28-34)
Cuando anteponemos nuestras preocupaciones, abrimos la puerta para que la ansiedad y el miedo llenen nuestro corazón. De esa forma, nos hacemos vulnerables a las artimañas del enemigo. Es por esta razón que debemos entregar nuestras ansiedades y nuestros problemas a Dios. Jesús es capaz de cargar nuestros problemas y junto a él podemos caminar con seguridad, sin miedo al mañana.
Cuando nos concentramos en hacer la voluntad de Dios hoy nos enfocamos en lo que es esencial para nuestra vida: ¡él! Cuando nos entregamos en las manos de Dios, él nos conduce en victoria. De esa forma caminamos de fe en fe y de gloria en gloria.