El poder de Dios se perfecciona en las debilidades
(HEBREOS 4:15)
Ser consciente de tus debilidades con respecto al pecado en la carne no es el final del camino, ¡al contrario! ¿Sabes de dónde obtener poder?
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Hebreos 4:15.
“Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados; para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad.” Hebreos 5:1-10.
Si Jesús iba a ser nuestro Sumo Sacerdote, tenía que ser tomado de entre los hombres. Por lo tanto, tuvo que convertirse en el Hijo del Hombre y participar en carne y sangre de la misma manera que los niños (Hebreos 2:14). De este modo, Él también participó de nuestras debilidades y pudo ser tentado, convirtiéndose así en nuestro misericordioso y fiel Sumo Sacerdote.
Podemos preguntarnos: ¿Qué tan débil fue Jesús? fue tan débil que en los días de su carne ofreció ruegos y súplicas con clamor y lágrimas a aquel que le podía librar de la muerte (Hebreos 5: 7). Los ruegos y súplicas son signos de debilidad. Está escrito que fue escuchado a causa de su temor reverente. Él tenía que morir, un justo por nosotros los injustos; sin embargo, Él no sufrió este tipo de muerte: “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis…" Romanos 8:13.
Pero para no sufrir esta muerte, tuvo que luchar con ruegos, súplicas, gritos y lágrimas vehementes en los días de su carne. Así de débil era en aquellos días. Pero Él estaba consciente de su debilidad, y por eso también era poderoso y nunca cometió pecado. El poder de Dios se hizo perfecto en Su debilidad.
Pablo fue un fiel seguidor de Jesucristo. Cuando Él oró para ser liberado de Su debilidad, recibió esta respuesta: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad." 2 Corintios 12: 7-10.
Todas las personas de carne y hueso son débiles, pero no todos son conscientes de su debilidad, debido a que no tienen temor de Dios. Una persona débil que ve el peligro huye, pero el fuerte tiene grandes pensamientos sobre sí mismo. Él no grita por ayuda. Fue por la gracia de Dios que Jesús pudo vencer y ser un Cordero puro y sin mancha, por eso pudo probar la muerte por todos nosotros (Hebreos 2: 9-10). Fue a través de la debilidad de Pablo que la gracia de Dios le fue suficiente y así el poder de Dios pudo perfeccionarse en él. Pablo dice: "Pero por la gracia de Dios soy lo que soy …" 1 Corintios 15:10.