Liberándonos del peso de la ansiedad
Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
- 1 Pedro 5:7
Realmente la ansiedad es un problema que arrasa en nuestro tiempo. Se trata de un desgaste emocional anticipado que consume nuestras fuerzas. Ese sufrimiento antes de que sucedan las cosas es generado por la incertidumbre. El diablo es especialista en minar nuestra fe utilizando esta treta.
Cuando los discípulos estaban con Jesús experimentaron también momentos en los que sintieron ansiedad. En una ocasión cuestionaron a Jesús con respecto al futuro. Jesús les respondió diciendo:
«No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?» (Mateo 6:25-26)
Jesús señaló el remedio contra la ansiedad: ¡confiar en Dios! Debemos reconocer sus promesas y el plan de salvación. Cuando entendemos que Dios sabe todas las cosas, y aun así nos salvó a través de su Hijo, todo parece más leve y más claro. Tenemos el verdadero Amigo que puede cargar lo que nosotros no podemos soportar. El Médico de médicos que es capaz de tratar las heridas más profundas.
¿Cómo entregamos a Dios nuestra ansiedad? A través de la oración. Los momentos de oración nos dan la oportunidad de estar en intimidad con Dios para hablar con él sobre lo que nos aflige. A Dios le podemos contar lo que nos incomoda y pedirle que intervenga. Cuando descargamos todo delante de él en oración nos liberamos de ese peso.
Recuerda que Jesús es el símbolo de la victoria y en él somos más que vencedores. Cuando Cristo vino a la tierra, él soportó todo. Lo hizo precisamente porque nadie sería capaz de soportar todo lo que él cargó sobre sí mismo. Aparta la incertidumbre de tu corazón poniendo tu fe en la certeza de la salvación y en las promesas de Dios.
Señor Jesús, quiero colocar todas mis preocupaciones sobre ti. Tú eres mi puerto seguro. Encuentro la calma en tus palabras de amor y encuentro gozo en tus promesas. Confío en ti, Jesús. En tu nombre, amén.