Lectura: Miqueas 6:1-8
Años atrás, escuche de un político describirse como un hombre religioso. Admitió que no formaba parte de ninguna iglesia, y no mencionó nada de una relación personal con Cristo, pero dijo que trataba de vivir conforme a las palabras de Miqueas 6:8 “hacer justicia, amar misericordia y andar con humildad”. Sus comentarios me llevaron a examinar de nuevo este intrigante versículo.
En los versículos anteriores el profeta condenó el formalismo vacío (Miq. 6:6-7). Dijo que las actividades religiosas de la gente habían de estar acompañadas de un estilo caracterizado por la integridad y la humildad ante el Señor.
Los principios bíblicos que encontramos en Miqueas 6:8 todavía aplican hoy para el pueblo de Dios aunque por supuesto la muerte de Cristo terminó con la necesidad de sacrificar animales. Puede que hayamos puesto nuestra confianza en Jesús como Salvador y que asistamos a la iglesia fielmente, que ofrendemos gozosamente, que leamos la Biblia y que oremos. Pero tenemos que tener cuidado de que nuestras buenas actividades no degeneren en un formalismo vano. Nuestra fe debe cambiar la forma en que vivimos y tratamos a los demás. Hemos de ser personas que andan con humildad ante Dios, que aman misericordia y que hacen justicia por amor a Dios.