La verdadera prosperidad
Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.
Josué 1:8-9
Contrario a lo que muchos piensan, ser alguien bien exitoso no tiene que ver con tener mucho dinero o con poseer los bienes materiales más deseados. La verdadera prosperidad en la vida es conocer a Dios. Es poder vivir en paz con la confianza de que el Señor suple nuestras necesidades en Cristo. La compañía de Dios es la mayor riqueza que puedes tener.
En este pasaje bíblico, el apego y la obediencia a la Palabra de Dios van unidos a una vida próspera y bendecida. Dios orientó a Josué sobre cómo debía proceder en la vida. Moisés acababa de morir y Josué sería el nuevo líder del pueblo de Israel. Era una nueva fase y un gran desafío, pero Dios le dio ánimo y prometió estar siempre con él. De la misma forma que hizo con Josué Dios también está contigo.
Señor, quédate conmigo pues es tu presencia la que convierte la vida en próspera y feliz. Yo sé que puedes hacer todas las cosas, pero que se haga tu voluntad en mí. Ayúdame a confiar y a obedecer tu Palabra. Gracias por sustentarme en medio de las dificultades y en las necesidades de la vida. Enséñame también a compartir las bendiciones que me has dado y que yo viva cada día más satisfecho con Cristo. Amén.