Lectura: Proverbios 11:24-31
Un visitante a un faro dijo al cuidador del mismo: “¿No tienes miedo a vivir aquí con las tormentas y fuertes vientos que constantemente azotan las paredes?”
“Oh, tenemos que estar más preocupados por los que están mar adentro”, respondió el hombre. “Creemos que sólo con nuestras lámparas encendidas, brillando a todo su poder y manteniendo los reflectores claros para que se salven los que sí están en un gran peligro”.
También nosotros deberíamos estar más preocupados por los demás, que por nosotros mismos (Filipenses 2:3-4). La generosidad y la abnegación producen una vida abundante llena de gozo y con una gran recompensa. Según las Escrituras, si nos damos a los demás, vamos a recibir abundantes bendiciones.
Proverbios 11 nos enseña que una persona que se entrega a los demás va a ganar aún más (vv.24–25). El versículo 25 nos pinta un retrato esclarecedor. Se dice que: “El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado”
El predicador Charles Haddon Spurgeon en el siglo 19 dijo: «Permítanme considerar a los pobres, y el Señor también me recompensará. Permítanme regar sus jardines, y tendré un jardín rebosante en mi alma”.
1. Cuando centramos nuestra atención en dar ayuda refrescante a los necesitados, seremos refrescados por el Señor.
2. El servicio se ejemplifica trabajando y dando, sin lamentarnos por el costo; es darse cuenta que aunque se “pierda” al físico, seremos recompensados ampliamente espiritualmente. En ocasiones hay que perder para ganar.
3. Es triste que cuando se trata de ayudar a los demás, algunas personas pierden su oportunidad de dar de lo mucho que tienen.