Andar en amor
“Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” Efesios 5:2.
El que no ama no conoce a Dios, y el que no ha conocido a Dios no puede amar, lo afirma el Apóstol Juan inspirado por el Espíritu Santo “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (1 Juan 4:8).
El amor es la medida ideal en la que se mide todo tipo de relaciones y también lo que determina qué tan bien hicimos algo, es decir, ¿hemos amado a tal persona? o ¿hicimos esto o aquello con amor?
Pero una aclaración importante, el amor bíblico es más que un sentimiento, tiene su origen en Dios y su significado verdadero lo encontramos en el madero, donde Cristo nos expresó la más grande obra de amor, dio su vida en propiciación por nuestros pecados y nos salvó. La propiciación significa un pago por la ofensa del pecado a Dios, para que su santidad y justicia sean satisfechas y pueda perdonar el pecado (1 Juan 2:2).
El amor es lo que nos identifica y nos hace diferente a todos, impulsa nuestras acciones, ordena nuestras emociones e inspira nuestras decisiones. El amor de Dios da sentido a nuestra vida, motivándonos cada día a dar todo por aquel que nos amó primero. Y este darlo todo por causa de Cristo se hace a diario, esto significa “andad en amor”, que todo lo que piense y haga, desde que me levante hasta que me acueste, sea motivado y direccionado por el amor de Dios, que es en Cristo Jesús. ¿Andamos en el amor de Cristo cada día?