Al leer el principio de la narración de Génesis vemos todo el cuidado de Dios al crear el mundo y al preparar un espacio agradable destinado al bienestar del ser humano junto con la naturaleza. En el versículo de hoy vemos que, además de disfrutar de toda la belleza y de los recursos naturales que Dios nos ha dado, el hombre fue puesto en el jardín con el fin bien específico de cuidarlo y cultivarlo.
Debemos preguntarnos si hemos tenido esa actitud de obediencia y gratitud para con la creación del Señor. Oímos mucho sobre la preocupación por la contaminación, el desperdicio de agua, el calentamiento global. Reconocemos que varios de esos efectos dañinos son causados por la ambición humana y por nuestro uso equivocado del medio ambiente. Pero nos debemos preguntar qué cosas prácticas podemos hacer nosotros, los hijos de Dios, para mejorar el mundo a nuestro alrededor.
Querido Dios, muchas gracias por todas las cosas maravillosas que has creado y puesto a nuestra disposición en este mundo. Perdona nuestro descuido y los malos tratos con los recursos de la naturaleza que tú nos diste. Ayúdame a cuidar de mi jardín, a tener una buena consciencia para preservar y velar por la creación que fue creada para tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.