LOS DAÑOS DEL PECADO OCULTO
Sal 32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi Iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
La palabra de Dios está llena de sabiduría y de verdad y nos muestra de forma muy clara y precisa que si una persona vive en desobediencia al Señor, no será prosperado.
Quizás pueda alcanzar ciertos logros materiales y temporales, pero la prosperidad del Señor es integral porque encierra lo materia, espiritual. y como se mencionó anteriormente la vida de David estuvo llena de tropiezos, ya que cometió muchos errores de gran importancia. Por lo cual vivió en carne propia las siguientes consecuencias:
1.- La salud espiritual del rey David fue quebrantada
La comunión que este rey tenía con el Señor fue fracturada, tal como lo podemos apreciar en la palabra: "No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente". (Salmo 51:11-12)
En esta cita se muestra el clamor de David para que Dios no se aparte de él. Sin embargo cuando el pecado entro a su vida, el Señor lo aparto de sí.
2.- La salud física del rey se vio afectada
Tal como lo dice la palabra, Dios puede librarnos de las enfermedades y traernos sanidad cuando estamos en obediencia.
Pero cuando rompemos esa comunión con nuestro pecado oculto, pueden acarrear daños a la carne. Esto lo podemos apreciar en el siguiente pasaje: “Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado” (Salmos 38:3)
De esta manera cuando tenemos un pecado oculto, esto le da entrada a una acción demoniaca, y como resultado se pueden presentar muchas enfermedades.
A pesar de que no todas las enfermedades tienen su origen en el pecado de la persona, ciertamente Dios quiere el bienestar de sus hijos, por lo cual señala lo siguiente en su palabra: “Hijo mío, no te olvides de mí ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida, y paz te aumentarán” (Proverbios 3:1-2)
David al cometer pecado, no podía encontrar la serenidad ni la paz que solo Dios nos puede dar: “David no hallaba paz, y llevaba una fuerte carga sobre él, y parece que cada vez era más pesada, por eso dice: “se ha agravado sobre mí". (Salmo 38:3-4)
Cuando una persona peca, emocionalmente se ve afectada y se quebranta la relación con Dios porque este se aparta del pecado, y comienzan a manifestarse las consecuencias de nuestro pecado.
Comenzamos a sentir mucho temor, se acrecienta nuestra inseguridad en nuestro andar porque sabemos que hemos errado y que le hemos fallado a nuestro Dios.
De igual forma nuestra conciencia se muestra intranquila porque tenemos conocimiento de nuestro pecado y aunque queramos esconderlo de Dios, no lo podemos hacer.
Por eso podemos sentir ansiedad, intranquilidad, tristeza. Lo cual a su vez conlleva a un desgaste físico y mental, es decir que viviremos sumergidos en una gran inestabilidad emocional, una ruina espiritual que nos aleja cada vez más del Señor.
El pecado oculto es repudiado por Dios y por lo tanto trae consecuencias a nuestra vida si no nos arrepentimos de corazón y buscamos a Dios en todo momento.
Tal como el caso del Rey David, cuando existe el pecado, el Señor se aparta, y es allí cuando se comienzan a manifestar situaciones complicadas y todo se torna oscuridad. Al respecto presentaremos lo que el pecado oculto puede hacer en nosotros:
Cuando estamos en pecado, el Señor no nos escuchará: “Si observo iniquidad en mi corazón, el Señor no me escuchará” (Salmos 66:18).
Muchos nos preguntamos por qué el Señor no responde nuestras oraciones y la respuesta se encuentra en esta cita. Si estamos sumergidos en el pecado, Dios cierra sus oídos a nuestras peticiones y nunca escucha lo que decimos. Este es tal vez el mayor peligro cuando ocultamos el pecado.
Cuando estamos en pecado, estamos inmersos en la confusión y en la tristeza: “Cuando me quedé en silencio, mis huesos se gastaron por mi gemido todo el día. De día y de noche tu mano pesaba sobre mí; mi fuerza fue minada como en el calor del verano” (Salmos 32:3-4).
En esta cita, David escribe sobre su adulterio con Betsabé, ya que él pensaba que su pecado estaba oculto hasta que el profeta Natán lo señaló con el dedo, y David pagó las consecuencias. Así que su próximo hijo estaba condenado a morir y su familia se vio sumida en mentiras, asesinatos, violaciones y rebeliones.
Sin duda alguna la persona que comete algún pecado oculto se siente mal, triste, atribulado, porque sabe que algo no está bien en su vida. Así que mientras la persona no reconozca sus fallas, no podrá salir de ese círculo en el que se encuentra, ya que ha permito que el enemigo tome lugar en su alma.