¡Clama a mí!
Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.
(Jeremías 33:3)
¿Con quién hablas cuando necesitas consejo o compañía? Probablemente hablas con alguien en quien confías y que consideras importante en tu vida.
¡No hay mejor consejero que nuestro Dios! Él quiere oír tu voz y hablar contigo. Solo Dios oye realmente nuestro clamor y solo él puede resolver cualquier problema. Para que esto suceda debemos depositar nuestra confianza en él.
¿Confiamos lo suficiente en Dios como para clamar a él? Si no confiamos en Dios, nuestro clamor no tiene fuerza. Para hablar con Dios debemos tener fe y confianza en él.
Cuando confiamos en Dios y clamamos su poderoso nombre, todo puede suceder. Él oye la oración del justo y nada es imposible para él. Cree en Dios, clama su nombre y verás lo imposible ser posible. Él puede hacer cosas grandiosas e insondables que no has visto jamás.
Señor Jesús, clamo tu nombre pues creo en tu poder. Sé que tú puedes transformar mi vida y cambiar mi historia. No hay nada que sea imposible para ti y sé que me amas. Alabo tu nombre con alegría, ¡aleluya!